El huevo de insecto es el estadio de vida del insecto que comienza dentro del aparato reproductor de la madre, cuando el ovocito se rodea de una capa de células provenientes de la madre que formarán su cáscara ("células foliculares"), y finaliza cuando, luego de la fecundación y el posterior desarrollo embrionario, el primer estadio juvenil rompe la cáscara.
El huevo como tal nace en el aparato reproductor de la madre, cuando
los nutrientes y la cáscara externa alrededor del ovocito comienzan a
formarse, finalizado el proceso las células que los forman mueren por
apoptosis celular, en ese momento el huevo está "maduro" y el corion
(las capas externas de la cáscara, no nutritivas) debe poseer la
permeabilidad suficiente para que ocurra el intercambio de gases y agua.
Posteriormente, por mecanismos variados, el huevo es fecundado con
semen proveniente del padre, que entra hasta el ovocito a través de un
poro en el corion (la entrada del semen puede ser facilitada por
mecanismos diversos). Como consecuencia de la fecundación y luego de
algunos procesos se forma el embrión que se desarrolla a expensas de los
nutrientes contenidos dentro del corion. En general la fecundación
ocurre dentro del aparato reproductivo de la madre quien posteriormente
deposita el huevo ("ovipone") en un ambiente externo seleccionado por
ella. El huevo debe poseer una morfología y elasticidad suficientes como
para atravesar el ovipositor de la madre. En el ambiente externo el
huevo inmóvil está expuesto al ataque de predadores y patógenos, en
consecuencia evolucionaron adaptaciones que aportan al huevo de
protección mecánica, química, o de cuidado parental. El huevo también
está expuesto a la futura competencia de las larvas por el alimento (las
larvas en general tienen poca movilidad, sobre todo cuando están recién
eclosionadas), por lo cual la hembra grávida está adaptada a depositar
los huevos de forma estratégica, por ejemplo los ubica espaciados entre
sí, o cerca de una fuente importante de alimento para los futuros
juveniles.
La morfología del huevo maduro es muy variada entre órdenes de
insectos. Los planos de simetría dorso-ventral y cabeza-cola se
evidencian en la morfología externa del huevo, y ya se observan desde su
formación. Muchas veces se puede reconocer a qué insecto pertenece el
huevo por su morfología externa (se dice que la morfología externa del
huevo tiene “valor taxonómico”). A pesar de su variada morfología, aun
así se reconoce un esquema generalizado del huevo que está muy
conservado evolutivamente. El huevo en un esquema generalizado consta de
un ovocito con nutrientes ("yema"), envuelto por la membrana vitelina
(que contiene más nutrientes), y 4 capas de corion protector, cada una
con sus características químicas, de adentro hacia afuera: la capa de
ceras, la capa cristalina interna, el endocorion y el exocorion
nota 3 ). Se llama cáscara al conjunto de las capas de membrana vitelina y corion.
La ovogénesis (el proceso de formación del huevo maduro) también se
encuentra bastante conservada evolutivamente, reconociéndose sólo 3
tipos de ovogénesis (Postlethwait y Giorgi, 1985), clasificadas en base a
en qué parte del aparato reproductor se encuentran las células
formadoras de nutrientes (trofocitos).
En el momento de la oviposición se pueden liberar volátiles que sean
captados por individuos de la misma o de otra especie, que pueden
modificarles su comportamiento de acuerdo a la información obtenida. Por
ejemplo se observan hembras que en el momento de la oviposición liberan
feromonas de atracción de la oviposición, de forma que los
conespecíficos tienden a oviponer en ese sustrato, o feromonas
inhibidoras de la oviposición, con el resultado contrario. También la
planta donde ocurre la oviposición puede liberar en consecuencia
volátiles (“synomonas”) que sean atractores de predadores o parasitoides
de los huevos.
El canibalismo de huevos no es un fenómeno extraño entre los
insectos, lo cual sugiere que tendrá un valor adaptativo, que quizás sea
el de disminuir la competencia con el resto de la camada, o la
obtención de nutrientes, o la adquisición de más carga de
endosimbiontes. El canibalismo es más observado en las especies que
ponen sus huevos agrupados, menos observado cuando los huevos se ponen
espaciados, y no fue observado en los casos en que los huevos son
cubiertos por heces, por una ooteca, o por tejidos de plantas.
El todavía nuevo campo de la ecología química nos permite echar luz
sobre las relaciones entre el huevo depositado en su sustrato y el
ambiente y sus organismos asociados, situación que ocurre desde el
momento de la oviposición hasta que emerge el juvenil del huevo. Se han
encontrado relaciones complejas y de carrera armamentista con
predadores, parásitos, patógenos, competidores, microorganismos
asociados, y hospedadores y plantas hospedadoras cuando las hay.
Se enumeran ejemplos de importancia biológica, médica, o veterinaria.
Ovogénesis
El huevo se forma en el aparato reproductor de la madre, la
ovogénesis comienza en unos tubos largos llamados ovariolas, que
desembocan en una cámara llamada oviducto. Al llegar al oviducto el
huevo (que en ese momento consta del ovocito con yema, rodeado de la
cáscara) ya está formado ("maduro") y listo para ser fecundado y
ovipuesto en un sustrato adecuado.
La ovogénesis (el proceso de formación del huevo) se encuentra
bastante conservada evolutivamente, reconociéndose sólo 3 tipos de
ovogénesis (Postlethwait y Giorgi, 1985), en base a en qué parte del
aparato reproductor se encuentran las células formadoras de nutrientes
("trofocitos", o "células niñeras"). En el primer tipo de ovogénesis,
llamado ovogénesis panoística, no hay trofocitos. En el segundo tipo,
llamado meroística telotrófica, los trofocitos quedan suspendidos en el
extremo de la ovariola a pesar de que el ovocito va deslizándose a
través de ella. En el tercer tipo, llamado panoística politrófica, los
trofocitos se deslizan por la ovariola junto con el ovocito. A la
primera categoría pertenecen órdenes de insectos como los de las
cucarachas y los mántidos (Blattodea), y los grillos (Orthoptera), a la
segunda los escarabajos (Coleoptera), y a la tercera moscas y mosquitos
(Diptera), abejas, avispas y hormigas (Hymenoptera), polillas y
mariposas (Lepidoptera), dermápteros, y psocópteros.
Eventos del desarrollo clave durante la ovogénesis son: el
establecimiento de cabeza y cola, dorso y vientre (es decir, el
establecimiento de los planos de simetría, por eso se dice que está
"polarizado"), la acumulación de yema en el ovocito, y la construcción
de la cáscara (la membrana vitelina y el corion).
El ovocito recorre la ovariola asociado a células formadoras de
nutrientes (trofocitos) y también a células formadoras de corion (el
epitelio folicular, que también aporta nutrientes), además recibe
nutrientes de otros sistemas fuera del aparato reproductor, como el
"cuerpo graso". Los nutrientes en general son sintetizados por otras
células y llevados al ovocito formando parte de la yema, o depositados
en la membrana vitelina. Hay evidencia de que una parte de la yema y de
la membrana vitelina pueden provenir del ovocito en formación, pero la
mayor parte proviene de fuentes externas: los trofocitos que proveen de
la yema, el “cuerpo graso” provee también de yema, y los folículos
membrana vitelina y yema. El componente principal de la yema es la
vitelogenina que al ser secuestrada por el ovocito es modificada co- y
post- transcripcionalmente por la adición de glicosil, residuos de
fosfatos y sulfatos, de esta forma se la conoce como vitelina y es la
forma en que se la almacena en los “gránulos de yema” del ovocito.
También son parte importante de la yema las gotas de lípidos
(probablemente provenientes de los trofocitos) y partículas ricas en
glycogen (glucógeno?) sintetizadas por el mismo ovocito.
La yema es secuestrada mediante receptor en todos los insectos
estudiados, es una parte de la ovogénesis muy conservada evolutivamente.
Dentro del ovocito entran como endosomas que se fusionan en lo que se
conoce como “esferas de yema” (“yolk spheres”), que más tarde, durante
la embriogénesis, funcionarán como lisosomas especializados. Las
proteínas de la yema son degradadas por enzimas proteasas para ser
utilizadas por el embrión en desarrollo.
Se llama vitelo a los nutrientes dentro del huevo que alimentan al
embrión hasta que pueda obtener su alimento por sus propios medios (que
no necesariamente coincide con el momento de emergencia del juvenil). La
membrana vitelina se origina por formación de nutrientes dentro del
ovocito y transportados a la membrana, y también en algunos casos por
formación y transporte desde los trofocitos, el epitelio folicular, y
fuentes externas como el cuerpo graso.
Las células foliculares forman parte del epitelio del ovocito y
principalmente secretan las sucesivas capas de corion internamente a
ellas en las últimas etapas de la ovogénesis. Se dividen y se separan en
subpoblaciones que se mueven a posiciones específicas, adaptan sus
superficies e intervienen así en la polarización del ovocito. El corion
es complejo, con moléculas grandes altamente organizadas regional y
radialmente. Al finalizar la formación del huevo, los folículos mueren
por apoptosis.
Morfología del huevo maduro
El huevo puede poseer diferentes formas: redondo o semirredondo,
irregular, cilíndrico con puntas esféricas, cilíndrico con puntas en
punta. En su superficie puede haber proyecciones, y variable número de
apéndices ubicados en el polo anterior, el polo posterior, o en los dos
polos. También varían mucho en tamaño, el más pequeño posee 140
micrómetros (el díptero
Ancnemia Amoena, Manzini y Santini 1983), el más grande más de 10 milímetros de largo (el ortóptero
Saga pedo, Mazzini 1976). Los huevos también pueden poseer en su corion, además de las regiones mencionadas, aeropilas
y plastrón, que son elementos para facilitar el intercambio de gases.
Las aeropilas llegan a un “meshwork” en el endocorion y facilitan la
entrada de aire (el aire también puede difundir por partes de la cáscara
que quedaron más delgadas, debido a que la actividad folicular
desaparece por apoptosis de las células y queda el hueco). El plastrón
se da en huevos sumergidos bajo el agua, y consta de una lámina de aire
retenido debido a unos apéndices construidos por material hidrófugo.
Esta adaptación surgió porque los gases difunden mucho más lentamente
bajo el agua. Pueden poseer en su superficie líneas de corion adelgazado
o debilitado observables desde el exterior, llamadas líneas de ruptura.
Cascara
La cáscara consta de la envoltura vitelina y el corion. Sugiere los
requerimientos fisiológicos del embrión y en qué ambiente está más
adaptado a desarrollarse hasta emerger el juvenil, los sugiere en su
estructura, materiales, elasticidad y permeabilidad. La envoltura
vitelina debe nutrir al embrión al menos hasta la emergencia. La cáscara
también tiene la restricción mecánica de deber pasar por el ovipositor
de la hembra exitosamente, y en la cáscara se puede observar la o las
micropilas, que es la estructura que posee el orificio por donde entra
el esperma para la fecundación (en
Drosophilidae es una estructura que se llama aparato micropilar por ejemplo).
La cáscara tiene valor taxonómico porque es muy diferente entre órdenes, tanto en composición como en estructura.
Las diferencias observables en la composición y complejidad de las
capas de cáscara en diferentes grupos de insectos pueden estar en parte
correlacionadas con las condiciones ambientales en que el huevo es
ovipuesto. Por ejemplo en avispas parásitas la cáscara es usualmente
delgada y relativamente homogénea, permitiendo la flexibilidad durante
el pasaje por el delgado ovipositor, y, como el embrión se desarrolla
dentro de los tejidos del hospedador donde la desecación no es un
problema, la capa de ceras del corion está ausente. En contraste, muchos
insectos depositan sus huevos en lugares secos donde deben evitar la
pérdida de agua sin perder la capacidad de oxigenarse, esto último es
más difícil en los huevos de gran tamaño que tienen mala relación
superficie/volumen. La mayor parte de los huevos terrestres tienen un
corion de capas de ceras hidrófugas que contiene un "meshwork" con una
capa de gas en contacto con la atmósfera a través de pequeños oificios
llamados aeropilas. (Gullan Cranston 2010 p.141)
Las funciones de la cáscara a lo largo del estadio son:
- Permitir entrada de esperma y de hecho facilitarlo
- Tener elasticidad suficiente como para facilitar la oviposición
- Protección del huevo frente al ambiente adverso una vez depositado
- Poseer suficiente permeabilidad a los gases y el agua para que ocurra el intercambio durante el desarrollo del embrión.
- Suplir las necesidades fisiológicas durante el desarrollo del embrión
- Facilitar la emergencia del embrión cuando rompe la cáscara para emerger como larva.
Las sucesivas capas de las que consta el corion están bastante
conservadas evolutivamente. Se pueden estudiar los diferentes huevos
como desviaciones del “huevo generalizado”, conservado tanto en su
naturaleza (en dónde se originan las capas) como en el orden de las
capas (aunque se han encontrado casos de convergencia evolutiva, Chapman
et al. 2012). El huevo maduro posee 2 envolturas, la primera es
la envoltura vitelina (a veces confusamente llamada membrana vitelina) y
la segunda es el corion con sus capas. El corion cubre completamente al
ovocito y a su membrana vitelina, y consta de 4 capas.
Lo más conservado de la cáscara es la envoltura vitelina y la siguiente capa, ya de corion, con las placas de cera.
La envoltura vitelina no siempre es continua. Varía en su morfología:
puede ser continua, amorfa, porosa, granular, perforada (Chauvin y
Barbier 1979), regular o irregular.
La primera capa de corion, la más conservada evolutivamente que se encuentra incuso en apterigonas,
es la capa de placas de cera. Sólo no se encuentra la capa de ceras en
himenópteros parásitos, presumiblemente porque esos huevos no necesitan
resistencia a la desecación (Margaritis y Mazzini 1998). La capa de
placas de cera se deduce por estudios de permeabilidad (ya que la cera
impide el paso de agua, y se disuelve en soluciones no polares). El
epitelio folicular externo al huevo deposita unas placas hexagonales de
cera hasta que cubren toda la envoltura vitelina. Una vez depositada una
capa se repite el proceso varias veces. Se han contado desde 4 capas de
cera (Papassideri y Margaritis 1986) hasta 7 (Mazzini et al., 1987).
Las placas, hexagonales, se depositan bien presionadas unas con otras de
forma que puedan expandirse sin que se rompa la capa al expandirse el
ovocito durante la maduración.
Las demás capas de corion pueden existir pero es muy variable si se
encuentran o no, como también varían los nombres con que se las conoce. A
los fines de este texto se utilizará la terminología que las denomina:
la capa cristalina interna, el endocorion (amorfo) y el exocorion
(fibroso). En particular la capa de endocorion presenta mucha
variabilidad entre especies lo que sugiere que debe adaptarse al
microhábitat en cada especie. También es la que está adaptada a generar
estructuras especializadas (“regiones”). Por ejemplo son regiones en
Drosophila
el polo posterior, el cuerpo principal, el opérculo y el ”collar”
(regiones de debilidad que facilitan la emergencia del juvenil), el
aparato micropilar (que facilita la entrada del esperma), y los
apéndices respiratorios.
Fecundación
Al finalizar la ovogénesis el huevo maduro ya puede ser fecundado, en
general la hembra durante el apareamiento recibió esperma del macho que
aloja en una cavidad de su sistema reproductor llamada espermateca. Los
huevos maduros llegan desde la ovariola donde fueron formados hasta el
oviducto donde son embebidos por el esperma de la espermateca. Allí
entran los espermatozoides (por ejemplo a través del aparato micropilar
del huevo) y ocurre la fecundación.
En insectos de reproducción sexual, la fertilización usualmente
dispara la activación del huevo, el desencadenamiento de los procesos
que formarán el insecto adulto (aunque hay muchos ejemplos de activación
sin fertilización). El nuevo núcleo diploide se divide por mitosis (sin
citokinesis) formando un sincicio. Cada uno de estos núcleos con su
citoplasma más próximo, las enérgidas de clivación, migran todos al
mismo tiempo hacia la periferia del ovocito, donde la membrana celular
se invagina hasta celularizarlos, formando una capa de una célula de
espesor en la superficie del ovocito: el blastodermo. La formación de
membranas ocurre recién en la superficie debido a la gran cantidad de
yema que dificulta su creación. El embrión se visualiza cuando una
región del blastodermo se diferencia en lo que se llama el disco
germinal, que puede tener un tamaño variado según el orden, el resto del
blastodermo se vuelve una membrana llamada serosa o cubierta
embriónica. Durante la gastrulación el disco se invagina y se hunde
dentro de la yema, formando un embrión de dos capas con una cavidad
amniótica. Luego comienza a segmentarse el embrión, o banda germinal.
Posteriormente el embrión puede moverse hasta su posición final dentro
del huevo en la katatrepis. Hacia el final de la embriogénesis, los
bordes de la banda germinal crecen por sobre el resto de la yema y se
fusionan medio-dorsalmente, así se forman los lados lateral y dorsal del
insecto en el proceso llamado cierre dorsal. En algunos órdenes más
derivados (en todos los Diptera, Coleoptera e Hymenoptera estudiados) se
pueden distinguir todos los segmentos en la etapa de celularización.
(Gullan Cranston 2010
The Insects p.198-199)
En insectos basales, ametábolos y hemimetábolos, el embrión listo para emerger de la cáscara es una proninfa: un estadio especializado en romper la cáscara.
Blastodermo de insecto y disco germinal en formación