jueves, 4 de diciembre de 2014

Desarrollo embrionario: el huevo. La oviposición
Cuando el espermatozoide fertiliza al huevo éste ya está formado, con su estructrua definitiva. La estructura del huevo es la siguiente.
 Corte transversal de un huevo de insecto, mostrando las partes de que consta; (b) división del núcleo y comienzo de la emigración hacia la periferia; (c) comienzo de la división celular en el periplasma y formación del blastodermo. (Liñán, 1998).
  • externamente se encuentra una cubierta denominada corión, formada a partir de una capa de células del oocito. En este corión se encuentra una serie de poros o aberturas, llamados micrópilos, por donde penetra el espermatozoide y otras denominadas aerópilos, que sirven para que el huevo pueda respirar.
  • internamente se encuentra una membrana, la membrana vitelina, que recubre toda la célula huevo; el citoplasma de la célula (se distinguen varios tipos: el periplasma y el nuclear, según su aspecto y posición); rellenando la mayor parte del huevo está el vitelo o deutoplasma, donde se encuentran las reservas nutritivas del huevo; y en el centro se encuentra el núcleo.
El espermatozoide penetra por alguno de los micrópilos y va a unirse al núcleo. Comienza entonces un proceso continuado de división mitótica del zigoto. Como resultado de esta repetida multiplicación intravitelina aparecen un elevado número de núcleos con su correspondiente halo de citoplasma, distribuidos entre el vitelo. Estos núcleos emigran hacia las regiones periféricas del huevo (el periplasma o citoplasma cortical), donde forman una capa que sigue multiplicándose hasta recubrir enteramente su superficie. Al mismo tiempo van apareciendo tabiques entre los núcleos que van definiendo las células, que finalmente crean una capa continua que recubre el vitelo. Esta capa de células se denomina blastómero y el huevo se encuentra en la fase de blástula (Fig. 4.2 b y c).
Desde la fase de blástula se producen un serie de cambios en el blastómero que iniciarán la formación del embrión, acompañadas por diversas invaginaciones (gastrulación) de éste que darán lugar a unas capas celulares: el mesodermo, el endodermo y el ectodermo, a partir de las cuales se formarán los tejidos y órganos del insecto. Aparecen un grupo de células separadas del blastómero, las células polares, que formarán las gónadas. Durante todo este proceso el vitelo aporta el alimento necesario.
La deposición de los huevos por la hembra es lo que se conoce como oviposición, y es muy variable.
  • muchos insectos fitófagos realizan la puesta sobre el sustrato vegetal: sobre las hojas, pegados al tallo, en los frutos, flores, en oquedades de las plantas. También ocurre que las hembras hagan la puesta en el interior del sustrato vegetal, taladrando la superficie del vegetal en mayor o menor profundidad. Hay muchos insectos que hacen la puesta en el suelo, generalmente cerca de la planta que les servirá de alimento.
  • los insectos parasitoides suelen dejar sus huevos dentro del insecto huésped, usando su ovipositor, y también dejando el huevo junto al insecto, de forma que cuando salga la larva sea ella la que penetre en el huésped. A veces no penetra y se queda pegado a él, pero esto ocurre cuando el huésped tiene algún tipo de cubierta protectora (caso de muchos cóccidos, o de larvas minadoras de varios grupos de insectos).
  • los insectos depredadores suelen hacer la puesta en lugares donde la larva que emerja encuentre fácilmente la presa.
Los huevos pueden depositarse agrupados o aislados. En ambos casos pueden presentar diferentes características: pueden estar libres, sin secreciones aparentes que los recubran, o cubiertos de escamas o pelos que la hembra obtiene de su cuerpo, o de secreciones que la hembra depone para unir todos los huevos y que sirva de protección, pueden estar en el extremo de pedúnculos más o menos largos, incluso pueden estar resguardados en cápsulas producidas por la hembra mediante secreciones de glándulas que se endurecen, sirviendo de resguardo a la puesta.
En cuanto a la forma (Fig. 4.3), ésta es muy variable, y depende de la especie en cuestión. Las formas más comunes son: esféricos, en forma de bala, ovoides, alargados, en forma de tonel. Dentro de la forma podemos considerar también el aspecto de su superficie: los hay que son lisos, pero también son frecuentes con estrías, dibujos o resaltes.
El color de un huevo recién depositado suele ser claro, entre blanco y amarillo claro, aunque también los hay que presentan algunos colores en el momento de la puesta. Conforme evoluciona el huevo suele cambiar su color, oscureciéndose.
El tamaño del huevo de los insectos es relativamente grande en relación con el organismo que los forma y con el resto de células, debido a la acumulación de reservas. Puede llegar a ser de varios mm. En el extremo más pequeño, caso de insectos parasitoides, su tamaño se encuentra entre 0,02 y 0,28 mm.

 Algunos ejemplos de huevos de insectos. 1, de neuróptero; 2, de hemíptero heteróptero; 3, himenóptero calcícido; 4 y 5, de dípteros; 6, de lepidóptero; 7, de ortóptero. (Liñán, 1998).
La duración como estado de huevo es variable. Se dan casos de que sólo dure unas pocas horas, o incluso que llegue a durar varios meses, pero lo más frecuente es que sea cuestión de días. En cualquier caso, el tiempo en la fase de huevo está muy influida por la temperatura: conforme disminuye ésta del valor óptimo, el tiempo que pasa en el estado de huevo aumenta.

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